En la actualidad hay muchas ramas de la psicología que parten de la base de que para estar bien con nosotros mismos, lo que hay que hacer es centrarse en las cosas que nos producen bienestar y olvidar o retirar aquellas que por el contrario nos generan malestar. Esta corriente (psicología positiva) parte de la base que focalizando en nuestra parte bonita, esta aumenta; y a la vez la parte oscura disminuye. Esto no es así, aunque puede causar una cierta sensación de bienestar.
Cuando una persona tiene una parte de sí mismo que le genera sufrimiento, nuestra mente tiende a apartarlo o negarlo como mecanismo de supervivencia. Pero apartarlo no quiere decir desaparecer, sino que permanece latente. Una de las funciones en psicoterapia es atender a esta parte apartada. Una vez la podamos sostener y aceptar, esta misma se transformará dando una mejor calidad de vida.
Es como si tenemos un remolino debajo el agua. Si lo que hacemos es moverlo de un lado a otro, siempre nos irá molestando. Si lo que hacemos es acercarnos al remolino para ver cómo es y cómo está funcionando, seguramente podremos encontrarle un sitio donde no nos moleste. Eso sí, al acercarnos seguramente que notaremos oleaje, pero después quizá gracias a esto, podremos sacarlo del agua y conseguir tener un mar calmado.