En este escrito quería hablar de la importancia que tiene el hecho de proporcionar a los hijos unos padres que puedan ofrecer atención y afecto.
Muchos padres se preocupan muchísimo de que sus hijos tengan recursos el día de mañana, y por eso les proporcionan una buena escuela, intentan apuntarle a actividades extraescolares, que el niño pueda aprender idiomas, que aprenda a tocar algún instrumento, etc. Todo esto no esta mal, pero tenemos que tener en cuenta que lo más importante para una persona es poder tener una buena base para que, comparándolo con un terreno, se le pueda cultivar encima. Sin una tierra fértil nada de lo que se cultive crecerá.
Un bebé necesita el sostén de sus padres para poder crecer. Para que una persona pueda tener un buen desarrollo, tiene que poder tener unos padres que le hayan sostenido esos enfados, pataletas, miedos, etc., que ha tenido de pequeño. Podría decir que los padres, con el sostén que le dan al hijo, recogen aquellos sentimientos, emociones, miedos… del niño. Si no hay este recoger, el niño tiene que quedárselos él, y entonces se crea un mundo hostil donde no puede crecer con tanta seguridad. Por el contrario, si el niño crece en un entorno donde puede deshacerse de esas cosas que por su desarrollo él no puede sostener, tendrá vía libre para explorar y aprender en un entorno seguro que le proporcionará confianza consigo mismo.
Pienso que las personas somos como una cebolla, que con el paso del tiempo vamos elaborando capas. Si un niño no tiene una base afectiva sólida y le cargamos de conocimientos y herramientas, es como si estuviéramos poniendo las capas de fuera de una cebolla sin que ésta tenga las centrales. Entonces lo que podría pasar es que la cebolla se perforara cuando se encontrara mucho peso en el exterior.
Por este motivo es muy importante poder dar esta contención, apoyo y afecto a un hijo, ya que esto es el núcleo central del desarrollo de su personalidad, que hará que el día de mañana tenga una buena base personal para afrontar o desarrollar su futuro.