En el juego, y sólo en él, pueden el niño o el adulto crear y usar toda la personalidad, y el individuo descubre su persona sólo cuando se muestra creador (D. W. Winnicott).
Con los niños, el juego es el elemento central para conectar con ellos. Este permite a los niños expresarse de una manera espontánea que permite al psicoterapeuta comprender las vivencias más íntimas de los más pequeños. El juego es un espacio intermedio entre el pensamiento interno del niño y el exterior. Dar el espacio para que el niño pueda jugar con toda libertad, es la manera de poder acceder a su persona, para poder así ayudarlo con sus dificultades o sufrimiento.
La adolescencia es una etapa caracterizada por la crisis, entendiendo ésta como un momento de fuertes cambios, donde se convive simultániamente entre el sentirse niño y adulto a la vez mientras uno va transitando en el cambio. En este caso, la flexibilidad es un elemento clave en la relación, pudiendo conectar con el adolescente siendo consciente que éste esta en una época donde su crucial compañía no són los adultos.
Como nos dice Feduchi, al adolescente no es una obligación que se le tiene que imponer, sino una necesidad a la que se tiene que atender.